i Desencuentro posporno ¿El porno nos castró?



Somos el cuerpo no sacro, modificado, fragmentado, intervenido, poliforme, multicolor, blando, rugoso, firme e indómito; del que tantas cosas se murmura, al que tantas normas se le imponen y copiosas características se le adjudican.
 
Estamos convencidxs de que no hay una ruta delimitada para obtener placer, de que no estamos determinadxs biológicamente para reaccionar de una forma u otra; y que el sexo, así́ como puede ser el ámbito en el que se evidencien y reproduzcan actitudes e ideas opresoras, sexistas, lesbófobas, homófobas y heteronormativas, se convierte    también en la posibilidad de sentar posición frente al mundo, combatir prejuicios y maximizar el placer, sin moralismos y con toda la explicitud posible, por eso culiamos, follamos, cogemos, jodemos, pichamos, fornicamos, no nos santiguamos.
 
¿El porno nos castró? Nos preguntamos ¿La (su) industria nos vició? ¿Nos orilló a ver el sexo unilateralmente? O por el contrario nos movió a cuestionarnos sobre la multiplicidad de los cuerpos y del placer...
Con esta pregunta les invitamos, les incitamos a este (des) encuentro que va más allá́ de lo teórico y lo estético –sin desconocerlo- para plantarse, incrustarse, en lo cotidiano, en el modo como concebimos las sexualidades, el sexo y nuestras relaciones cotidianas.